17 junio 2005

EXLIBRIS Y DON QUIJOTE

Cuando Alonso Quijano decide convertirse en el caballero don Quijote de la Mancha para llevar la vida aquella que ha leído en los libros, la posible existencia anodina del humilde hidalgo se trueca así, por el poder que ejerce la palabra escrita, en una de las mayores gestas de la literatura universal.

Don Quijote en los exlibris. Génesis e historia

Exlibris de tema cervantino y/o quijotesco han sido adoptados por bibliófilos de los cinco continentes aunque, como es natural, son más abundantes en España que en otros países. La primera catalogación de los mismos fue terminada en 1992 de la mano del ingeniero José Herrero Angelats (1926-2000) el cual llegó a contabilizar 1957 exlibris. La última de ellas acaba de concluir en 2003 y ha sido realizada por el doctor italiano Gian Carlo Torre, mano a mano con el exlibrista y estudioso del tema José Miguel Valderrama Esparza y el editor portugués de las Enciclopedias del exlibrismo Artur Màrio da Mota Miranda. Dicha catalogación recogida en un libro recién salido de las prensas (La aventura de don Quijote en los exlibris) arroja un saldo de 2200 de estas pequeñas estampas de tema quijotesco realizadas por 800 artistas y pertenecientes a 900 titulares de todo el mundo. La lista, como es de suponer, se incrementa cada día que pasa pero ahí están los datos recapitulados hasta esa fecha.

El que mayor número de ellos ha realizado ha sido el artista checo Jaroslav Vodrazka (1894-1984) con más de 150 exlibris ejecutados para 58 titulares de 14 países, seguido por el portugués Eduardo Dias Ferreira (1921-1991) con más de 100 exlibris en su haber. De entre los coleccionistas, señalar a uno de ellos: al propio Gian Carlo Torre, cuya colección de más de 1300 exlibris de este tema ha sido cedida a la Cátedra Cervantes de la Universidad de Castilla-La Mancha para la elaboración, en un futuro próximo, de un archivo digital disponible en Internet para todos los estudiosos y aficionados, con lo que, con esta peculiar iniciativa, el desconocido arte de los exlibris llegará a un público mucho más amplio que el reducido círculo concentrado en las asociaciones y revistas especializadas.

Ya en el primer artículo publicado sobre este tema en España (octubre de 1875 en la revista “La Ilustración Española y Americana”) obra del extravagante sabio andaluz don Mariano Pardo de Figueroa, conocido de todos como doctor Thebussem, se daba cuenta de un exlibris cervantino. Reproducimos a continuación el texto por su minuciosidad descriptiva y porque, además, hubiera sido el primer exlibris inspirado en la figura de don Quijote en el mundo sino fuera porque en el texto, entre muchas verdades, el excéntrico polígrafo colocó alguna que otra broma y esta fue una –aunque hay todavía por ahí algún estudioso que lo da por cierto- La descripción del falso exlibris es la que sigue: “En mi librería Cervántica, conservo el mismo dibujo que adoptó Jacobo W. Thebussem, fundador de ella.- Trofeo formado con espada, lanza, alforjas y yelmo de Mambrino; en el borde de esta pieza se lee: Ex Bibliotheca Thebvssiana.- Al timbre un gato con letra Myv, y en segundo término una hoguera, en la cual arden libros de caballería. Para excusar el elogio de esta bellísima composición bastará decir que lleva la firma del célebre caricaturista inglés Hogarth- W. sp London. 1750”

Si este exlibris tan minuciosamente descrito por el hidalgo de Medina Sidonia es una invención el siguiente en el tiempo, datado en 1770, también es objeto de sospecha, aunque este último existe como tal. Se trata de un exlibris calcográfico realizado por el italiano Consalvo Corelli para el inglés H. Card de York en el que en un paisaje de ruinas clásicas se vislumbran las figuras estereotipadas de don Quijote y Sancho. Sin embargo, algunos estudiosos (Achille Bertorelli y David-Henry Prior) consideran que el exlibris en cuestión es un montaje realizado con un grabado original de Consalvo Corelli (datado en esa fecha) al que se añadió el nombre del inglés en tipografía a finales del siglo XIX. El lugar del delito sería Roma y su objetivo ser distribuido como pieza falsa entre los anticuarios extranjeros de la ciudad eterna.

Seguro, confirmado, localizado y reproducido es que en 1886 Víctor Prouvé realiza un exlibris para René Wiener en Francia. En esta estampa se representa a don Quijote ataviado con armadura y sentado sobre el lomo de un gigantesco libro abierto. En España parece que el primero es el realizado por Luis Doménech en 1887 para Leopoldo Rius y de Llosellas aunque aquí la única referencia es el título: un sencillo escudo se encuentra orlado por las palabras “biblioteca cervántica”. De este exlibris da cuenta Víctor Oliva en su artículo “Cervantisme” publicado en 1904 en la “Revista Ibérica de Exlibris”, siendo este el primer artículo sobre exlibris cervantinos que se daba a la imprenta. En él se incluía un primer censo con 14 exlibris.

Llama la atención, por otra parte, un número considerable de exlibris que, o bien, extrapolan las correrías de don Quijote a otra época (a la contemporánea o, incluso, yendo más allá, a la iconografía imaginaria actual), o bien, entresacan características o caracteres del pensamiento del Caballero de la Triste Figura para crear iconos nuevos.

Para no agobiar al lector pero sí darle información completa los estudiosos han dividido los exlibris quijotescos en trece categorías. A saber, 1) Cervantes, el retrato y episodios de su vida; 2) Don Quijote, la iconografía y el caballero; 3) Sancho Panza; 4) Las aventuras; 5) Los lugares de la novela; 6) La naturaleza; 7) La presencia femenina, el deseo; 8) La presencia de lo religioso y la muerte; 9) La biblioteca; 10) Las citas de la novela, 11) Las citas de la novela referidas a otras situaciones figurativas; 12) Don Quijote “in progress” y 13) Las situaciones de fantasía.

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